Ya me había recuperado bastante de la cirugía.

Y ahora tenía una "cremallera"... permanente.

Como en la cirugía tenían que cortar el esternón (el hueso en mitad del pecho, que une las costillas), luego, al cerrar el pecho, tenían que amarrarle unos anillos, para ayudarlo a sostener mientras se regeneraba.

En esta radiografía, tomada de lado, se pueden ver los anillos en el esternón... ya soy, más o menos, "El señor de los anillos".

...Ya estaba bastante bien, incluso antes de un mes después de la cirugía ya podía hacer eventos.

Luego recibí los resultados de los exámenes de sangre, después de la cirugía, y pude confirmar que...

¡Ya no tenía cáncer!

Entonces pudimos volver a Urabá y terminar los eventos que habíamos empezado, cuando comenzó todo.

Y así termina la historia del cáncer...

¡Gracias por acompañarme a contarla!